viernes, 17 de octubre de 2008

Cuento - Más allá del sueño y la realidad

Buenas a todos,

He aquí mi pequeño regalo a Scale, el primer PJ que conocí y a la primera jugadora que me acogió en el servidor. Sin duda habrán muchos otros jugadores que conocieron mucho mejor al PJ, pero quise entregar mi pequeño tributo a la misma. Espero que os guste, tanto como a mi ha sido escribirlo.

Sam,

http://es.youtube.com/watch?v=soh4Ky5v1nw
Haced clic aquí para abrir un enlace con Youtube y escuchar la música mientras leéis.

Más allá del sueño y la realidad
El destino de Scale

Caía con suavidad. Un delicado manto blanco que fundía el suelo con su beso. Los labios de Scale recibían ese níveo beso, el frío abrazo y su secreto refugio para la posteridad. Sus mechones dorados se mezclaron con los diminutos copos, enjoyando su cabeza con una corona de perlas que lentamente iban ocultándola. Quiso la nieve ocultar su sonrisa, así lo hizo. Mientras Storm se alejaba, el sueño de una hechicera se hacía eterno bajo la caricia del invierno.

Y el tiempo olvidó a Scale, a Storm y a Amn, volviéndose nada más que en un recuerdo lejano al que siguieron incontables edades...


―¡Vamos, Tabar! No quiero volver tarde al campamento. Dicen los augures que se acerca una ventisca enorme. ¡Lagarto! ¡Lagarto! Se me empiezan a congelar las pantorrillas. ¡Deja de escarbar en la nieve y marchemos!
―Solo un poco más. Tengo un presentimiento. Aquí debajo hay algo.
―¿Qué presentimiento ni que leches? No hay nada, solo hielo y nieve. Volvamos al campamento, esto empieza a empeorar. No vas a encontrar ninguna veta de oro ahí debajo, eso seguro. El prospector hizo caso omiso a las quejas de su compañero. Desde hacía dos días vagaban por las montañas buscando nuevas vetas de mineral, un trabajo duro pero bien remunerado. Tabar siguió quitando nieve con ímpetu, echándola a un lado, peleando contra las insistentes nubes que se apresuraban en volver a rellenar el hueco. Hacía frío, le dolían las manos bajo los guantes de piel, pero algo mágico lo conducía a quitar más nieve, algo indescriptible. Un viento helado trajo consigo el tiritar del compañero de Tabar, que se ajustó aun más el capote al cuerpo.
―¡No vas a encontrar nada! Aquí no hay nada. Solo monstruos y dragones.
El comentario de su compañero hizo reír enérgicamente a Tabar.
―¿Crees en esas cosas? Sabes bien que no existen, son cuentos para asustar a los niños. Me tienes perplejo, Harold.
El compañero resopló molesto, pero no dijo nada más. Tabar siguió su odisea a través de las capas de nieve cuando tocó algo sólido con las manos, era helado y de tamaño mediano y el prospector juzgó posible retirar ese témpano. Los dos hombres limpiaron la zona, enseguida sacaron el témpano tumbándolo boca arriba. Se quedaron estupefactos.
―¿Qué demonios..?
―¡Es una mujer! Mírala. Congelada en la nieve.
Era bella cual ninfa, como una diosa perdida de otro tiempo, sus cabellos de oro repartidos por el hielo a la altura de su cuello. Sus ojos estaban cerrados, como si durmiera en un descanso de nieves perpetuas. La mujer sonreía, como dormida, como si nada pudiera perturbar su cárcel de hielo. Tabar acarició el hielo a la altura de su rostro, fascinado por esa belleza de otro mundo, atrapada entre el sueño y la realidad.
―Es hermosa ―susurró delicadamente Tabar. Harold no dijo nada y el tiempo empeoraba―. ¿Qué le ocurrió? ¿Qué le ocurrió a esta mujer del hielo? ¿Qué historia esconde? Seguro que fue una guerrera del pasado, una heroína de los tiempos olvidados. Seguro que luchó hasta el límite, dio justo ejemplo y por su sonrisa diría que seria siempre recordada por los que la quisieron. ¿Qué historia escondes, mujer del hielo? ¿Viniste a buscar el merecido descanso? Encerrada en esta prisión helada, es como un cuento de hadas, mágico, como de esos en los que ya no creemos que pueden pasar. Ella sueña en ese mundo, perdido entre los rincones de nuestro recuerdo más lejano.
La tormenta cayó sobre los prospectores. Los vientos cayeron violentos sobre el valle, arrollando con su furia a los hombres y cual cuchillo de tormenta en la oscuridad, un titánico rugido viajó en la niebla blanca de la tormenta. Un batir de alas ensordecedor que se acercaba a los dos hombres. Aquello que vieron nunca fue creído. La sombra de un gran dragón de alas extendidas, de escamas rojizas bañadas por la blanca nieve que encogieron los corazones de Tabar y Harold. El dragón agarró el témpano de la mujer del hielo y se elevó por la tormenta, llevándosela allí donde no pudo llegar nadie y donde desde ese día encontraría su descanso. Más allá del sueño y la realidad.

2 comentarios:

Jaqen dijo...

anda Sam lo has puesto aqui tambien... gracias por esa preciosa despedida a Scale

Jaqen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.